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UTAMA

El sábado 22 de abril fue unánimemente declarado como un día histórico
para nuestro cine, pues la película boliviana “Utama” ganó dos Premios
Platino en las categorías de Mejor Música Original y Mejor Dirección de Fotografía. El film boliviano dirigido por Alejandro Loayza Grisi, se quedó con los galardones en dos de las cinco nominaciones.
Los portales digitales, las agencias noticiosas, los medios televisivos y las redes sociales se llenaron con noticias y comentarios de felicidad y celebración ante la obtención merecida de los inéditos galardones que sitúan a nuestro país dentro de la esquiva élite del cine latinoamericano.
Si bien la pulcritud en la dirección de fotografía lograda por Bárbara Álvez fue muy elogiada por la sociedad entera y los elogios al joven director Álvaro Loayza Grisi por una magnífica ópera prima, el más requerido y felicitado fue el maestro Cergio Prudencio debido a su amplia y reconocida trayectoria en el ámbito de la música académica boliviana como en la creación desde los años 70 de icónicas bandas sonoras de películas fundamentales del cine nacional como “La Nación Clandestina” o “Para recibir el canto de los pájaros”.
De todos los análisis especializados que reflejaron el histórico hito, el más preciso, a mi entender, es el escrito y publicado por la crítica de cine Lluvia Bustos Soria en el suplemento cultural “Rascacielos” de La Paz. Extractamos para ustedes el lúcido texto que describe con hábil pluma la importancia de la obra sonora de Cergio Prudencio.
Escuchar UTAMA (Lluvia Bustos Soria).
“La película boliviana Utama, de Alejandro Loayza Grisi, es, como ha dicho el jurado nacional que la ha elegido para optar a candidaturas a los premios Oscar y Goya, un ejemplo de abordaje de tema, contexto y personajes con profundo respeto, delicadeza y habilidad.
Ese respeto, ese saber hacer, se manifiesta también en los espacios de relacionamiento entre el silencio, la música y el sonido, los que arman una cadena acústico musical como elemento orgánico de la película.
La evocación del paisaje sonoro tiene en los instrumentos andinos su fuerza expresiva. Son pasajes diversos, seleccionados de las composiciones de varios años de Cergio Prudencio para la OEIN (Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos), más otros creados
específicamente por el artista para completar ese paisaje, los que transportan y evocan entre pausas, apariciones y recorridos.
La música destaca las cualidades acústicas de los instrumentos andinos, y con simpleza, pureza y poesía refuerza la expresividad de la imagen, lo que ha debido valorar el jurado del Festival de Cine de Málaga, donde se ha premiado el trabajo de Prudencio.
Como el viento andino, el diálogo entre música, silencio y sonido refuerza y amplía las posibilidades del espectador-escucha. En Utama se configura un nuevo lenguaje de temporalidad y entonces ese espectador es motivado a ampliar sus cualidades, justamente, de escucha: para conseguir la introspección del sonido de las tierras altas andinas, de la cultura y para experimentar una sensación emocional diferente de la espacialización del tiempo. Es como decodificar el tiempo en ese lugar donde es fundamental el sentido del silencio En Utama, el mensaje sonoro no sólo transmite el paisaje sonoro, sino que está presente el compromiso de lograr pausas de reflexión para lo que acontece y, de esta forma,
reforzar la empatía entre silencio y música, audio e imagen. En esa construcción, la música cumple un rol importante, ya que al igual que el viento en el altiplano ulula, sopla, descansa, la música aparece más, menos y descansa, y permite esos espacios de reflexión y ese carácter meditativo y recíproco con los demás componentes de la película, incluido el espectador-escucha”. .(Carlos Sivila Zárate/ es cantautor, y gestor cultural potosino).

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