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GLORIAS MUSICALES POTOSINAS III: EDUARDO CABA

Eduardo Caba Balsalia nació en 1890 en la ciudad de Potosí. Fueron sus
padres don Gregorio Caba —médico cirujano de la Universidad San Francisco Xavier, actor político del Partido Liberal, columnista y polemista periodístico— y Adelina Balsalia. Tuvo dos hermanos.
Estudió la escuela primaria en Potosí y a los 13 años ingresó al Colegio de Jesuitas en La Paz, mientras cursaba estudios de piano. Luego de dos años retornó a Potosí para estudiar en el Colegio Nacional Pichincha. Años después regresaría a La Paz a ejercer funciones en el Banco Nacional, el Banco Mercantil y el Banco de la Nación hasta 1925.
Durante su juventud sus estudios musicales fueron continuos. Ya a los 14 años había compuesto una serie de obras entre marchas, mazurcas y valses. Entre estas obras tempranas se encuentra el vals Villa Imperial —escrito en forma ternaria— incluido en la importante publicación
oficial Álbum Centenario de la Villa Imperial Potosí editado en Buenos Aires.
El vals es una obra de buena factura, con una vena melódica interesante, un transcurrir fluido entre tonalidades mayor y menor, con ciertos giros y cadencias modales que estarán presentes a lo largo de su obra. Su valor es grande en cuanto nos da la pauta del enorme y definitivo giro estético y formal que sufre su obra.
El vals Villa Imperial es parte de la música de salón cultivada por el compositor potosino antes de su partida a Buenos Aires, donde publicará la serie de sus primeros Aires Indios de Bolivia. En estas obras encontramos un lenguaje que se despoja de todo lo superfluo, siendo siempre y en cada una de sus obras, fiel a sí mismo y a la estética austera característica de toda su producción.
En 1925, Caba viaja a Santiago de Chile y luego a Buenos Aires, donde conoce a la declamadora profesional María del Carmen Huergo, con quien se casará y tendrá dos hijos, Gregorio y María Adelia. Luego retorna a Bolivia donde permanece seis meses para ordenar asuntos pendientes. Renuncia al cargo de segundo contador en el Banco de la Nación y regresa a Buenos Aires con la idea de continuar sus estudios musicales en un medio más propicio. Inicia clases con Felipe Boero y Eduardo Melgar.
De esos años viene la profunda amistad con Waldo Alborta, notable pianista con quien realiza prolongadas veladas, tocando, analizando
y discutiendo sobre los clásicos. También participan en las veladas musicales en el círculo de Bellas Artes. Caba siempre evocaría a aquella
época y a su amistad con Alborta con verdadera emoción y mucha nostalgia.
Durante la presidencia de Hernando Siles, en 1926 Eduardo Caba obtiene —mediante Decreto Supremo N° 690 del Congreso de la República de Bolivia— apoyo financiero para continuar sus estudios en Madrid. Se traslada a la capital española junto a su familia en 1927. Ahí toma
clases con Joaquín Turina y Pérez Cazas.
También conoce al musicólogo y notable crítico musical Adolfo Salazar quien lo incluye en su libro Música y músicos de hoy y el diario El Sol le dedica un magnífico comentario a su obra.
Posteriormente realiza una exitosa gira por varios países de Europa, misma que es interrumpida por la derogación del decreto supremo que le beneficiaba.
Sin los medios económicos para subsistir, Caba permanece en Europa por algún tiempo más.
Acá termina la primera parte del repaso a tan grande músico y compositor
potosino. (Carlos Sivila Zárate /es cantautor y gestor cultural potosino)

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